07/06/24

Desde julio, las tarifas de gas y luz volverán a subir todos los meses ajustadas por la inflación futura

Tras estar congelados por dos meses, los componentes de transporte y distribución se actualizarán de manera mensual, pero aún no definieron qué índice se seguirá


Esta fórmula de estimación tendrá vigencia hasta que se normalicen las tareas de lectura de medidores, limitadas en la actualidad por la vigencia del aislamiento obligatorio por la pandemia de coronavirus Telam

Luego de aplicar un ajuste en las facturas de gas y electricidad para reducir el gasto en subsidios, la meta de la Secretaría de Energía es retornar la idea original de que las tarifas aumenten todos los meses. Sin embargo, no se utilizarán variables de ajuste pasadas, sino que se usará una estimación de inflación futura.

De esta forma, a partir del mes próximo las boletas subirán nuevamente, pero no habrá una quita de subsidios, sino que se recompondrá la rentabilidad de las empresas de transporte y distribución de gas y electricidad. Entre ellas se encuentran Edenor, Edesur, Metrogas, Naturgy, TGN y TGS.

El valor final de las boletas de energía se compone del costo de tres servicios, más el recargo de los impuestos y tasas nacionales, provinciales y municipales. Equivale al costo de generar electricidad o producir gas (que tiene subsidios del Tesoro), el de transportar la energía a los centros de consumo y el de distribuirlo en hogares, comercios e industrias.


Estimaciones del aumento en las boletas de electricidad en julio, según cálculos del Instituto Interdisciplinario de Economía Política (IIEP), que depende de la UBA y el Conicet

Este mes, el Ministerio de Economía aplicó una suba en uno de los tres componentes, para recortar el peso de los subsidios. De hecho, en electricidad, los usuarios residenciales, comercios e industrias en su conjunto cubren ahora el 65% del costo total del sistema eléctrico, cuando el mes pasado cubrían el 45%, según estimaciones oficiales. En el medio hay variaciones: los hogares de ingresos altos cubren el 78% del costo, mientras los de bajos ingresos, el 22%.

Para hacer espacio a la quita de subsidios y que el aumento final no impacte bruscamente en los valores finales de las facturas y, por lo tanto, en la inflación, el Ministerio de Economía congeló la suba de los otros dos componentes (transporte y distribución).

Lo hizo por segunda vez, ya que se suponía que las tarifas de estos dos segmentos iban a actualizarse de manera automática todos los meses según una fórmula de ajuste ya establecida, que tenía en cuenta la inflación minorista (IPC), la mayorista (IPIM) y la variación de los salarios.

El Ministerio de Economía ahora cambia la estrategia y, para desindexar los contratos, estableció que los aumentos se hagan acorde a una estimación de la inflación del mes en curso. En el Gobierno no dieron precisiones acerca de qué proyección se tomará en cuenta, pero negaron que vaya a considerarse el relevamiento de expectativas de mercado (REM), que publica el Banco Central sobre la base de estimaciones de las consultoras privadas.

“Es una cuestión de timing, de cómo ir llevando las cosas sin perder el rumbo”, dijeron en la Secretaría de Energía, al explicar la decisión de posponer los aumentos previstos del mes pasado, que correspondió al ministro de Economía, Luis Caputo.

“Para transporte y distribución ya hubo una recomposición tarifaria importante en febrero (electricidad) y en abril (gas), que les permite a las empresas aguantar dos meses sin variación, aunque no mucho tiempo más. En la Secretaría de Energía queremos que se apliquen los ajustes, porque el flujo del dinero para sostener el sistema viene de las tarifas y no del Tesoro. Pero hay que tener en cuenta el contexto económico y que se consolide el proceso de desinflación”, dijeron en el Palacio de Hacienda.


La velocidad de la quita de subsidios, de hecho, dependerá de la marcha de la reactivación económica y de la recuperación de la capacidad adquisitiva. “Si mejora la situación, se reduce la bonificación que se le da a los usuarios de ingresos bajos y medios, pero si la situación se complica, puede aumentar”, señalaron en la cartera de Energía, que conduce Eduardo Rodríguez Chirillo.

Actualmente, los usuarios de ingresos bajos (N2) tienen una bonificación de 64% y de 71,92% sobre los valores de referencia del gas y de la electricidad, respectivamente, hasta un cierto volumen de consumo. A su vez, este valor de referencia también está subsidiado, porque no refleja el costo real de los servicios. Los usuarios de ingresos medios (N3), en tanto, tienen una bonificación de 55% y 55,94% sobre los precios de referencia del gas y la electricidad, respectivamente.

Desde que comenzó el gobierno de Javier Milei, las facturas de electricidad subieron de un valor promedio de $12.441 en diciembre a $27.923 (125%) en mayo, para un usuario del área metropolitana de Buenos Aires (AMBA), y teniendo en cuenta la variación en los consumos según la época del año. Las boletas de gas, en tanto, aumentaron casi 900% debido al efecto doble del aumento de tarifas y del mayor consumo por el invierno. En detalle, pasaron de $2958 en diciembre a $29.364 en mayo, según cálculos del Instituto Interdisciplinario de Economía Política (IIEP), que depende de la UBA y el Conicet.

Por otro lado, el Gobierno buscará actualizar el registro de acceso a los subsidios a la energía (RASE), para verificar que realmente los usuarios anotados necesiten la bonificación. En los próximos días pondrá en marcha un mecanismo para cruzar datos de manera más minuciosa.

Para este año, el Ministerio de Economía espera reducir los subsidios de la energía de 1,5% del PBI a un punto, aunque en la Secretaría de Energía no descartan que se pueda bajar a 0,7% del PBI.

Para ello, en la Secretaría de Energía señalan que se avanzará con la implementación de la canasta básica energética (CBE), que calculará el subsidio según los ingresos totales de un hogar, de cuántas personas viven ahí de la zona bioclimática del país donde residen.

Fuente: La Nación