11/12/25

A través de un informe técnico, el INTI confirma que las válvulas de GNC no pueden reinstalarse

El documento, elaborado por el organismo más reconocido del país en materia de ingeniería aplicada y certificación, refuerza los criterios de seguridad vehicular y define un nuevo estándar para toda la cadena del GNC.


El informe sostiene que una vez que la válvula es retirada del cilindro, el material no puede recuperar su condición original

El Instituto Nacional de Tecnología Industrial, autoridad de referencia en metrología, ensayos y certificación en Argentina, emitió un informe categórico sobre la imposibilidad de reinstalar válvulas previamente removidas de los cilindros de GNC. La resolución no sólo zanja una discusión histórica dentro de la industria, sino que también refuerza los lineamientos de seguridad que deben regir en un segmento que involucra a millones de vehículos y miles de talleres en el país.

El documento, elaborado en el marco de actuaciones administrativas, constituye la evaluación más sólida realizada hasta el momento sobre las roscas cónicas Dryseal utilizadas en los cilindros de GNC. Su análisis ofrece una explicación técnica minuciosa sobre el comportamiento del material, el funcionamiento del sello y las consecuencias irreversibles que genera la remoción de una válvula.

Para ese estudio, el INTI abordó la Norma ANSI B1.20.3-1976, estándar internacional que rige las roscas de sellado en seco. Este tipo de conexión está diseñada para lograr hermeticidad mediante una deformación controlada entre las superficies metálicas, proceso que asegura la ausencia de vacíos entre los filetes. La hermeticidad de estos sistemas depende de un ajuste metal con metal cuya confiabilidad se obtiene únicamente durante el primer montaje.

En el informe, el Instituto describe el objetivo del conjunto formado por el cilindro de GNC y su válvula de seguridad: por un lado, garantizar el almacenamiento del gas bajo presión en el interior del recipiente; por otro, asegurar que dicho almacenamiento se realice bajo condiciones estrictas de seguridad estructural, hermeticidad y confiabilidad operativa. Se trata de un sistema que, en caso de fallas, puede comprometer severamente la seguridad del usuario y de terceros.

La explicación técnica del INTI profundiza en el comportamiento del material durante el montaje. Debido a la diferencia entre los módulos elásticos del latón —material habitual de las válvulas, con aproximadamente 100 GPa— y del acero —alrededor de 210 GPa, presente en los cilindros—, la rosca de la válvula sufre una deformación plástica localizada. Esa deformación es indispensable para conformar el sello final y es justamente lo que permite contener el gas sin necesidad de selladores adicionales.

Pero el informe también señala que este proceso es irreversible. Una vez que la válvula es retirada, el material no puede recuperar su condición original. La deformación plástica implica un endurecimiento por deformación, fenómeno que imposibilita reproducir las condiciones iniciales en un nuevo montaje. Por lo tanto, reinstalar una válvula que ya fue utilizada compromete la hermeticidad del sistema.

En ese sentido, el INTI es contundente: la válvula que fue removida no debe reinsertarse bajo ningún motivo. El reemplazo por una pieza nueva es la única forma de garantizar la integridad del sistema y minimizar riesgos. La advertencia no es menor, ya que la reusabilidad de estas válvulas había sido una discusión recurrente entre algunos actores del mercado, pese a que fabricantes, organismos certificadores y cámaras empresarias venían alertando sobre los peligros asociados.

El informe del Instituto aporta un nivel de rigor científico que despeja cualquier controversia. A diferencia de otros actores, cuya posición puede estar influida por intereses comerciales o interpretaciones parciales, el INTI actúa como una autoridad técnica neutral, respaldada por laboratorios acreditados, personal especializado y la aplicación de normas reconocidas mundialmente. Su intervención, además de aportar claridad, eleva los estándares de seguridad que deberán ser observados en la instalación y mantenimiento de equipos de GNC en todo el país.

El impacto del documento trasciende lo estrictamente técnico. Su publicación obliga a revisar prácticas extendidas en algunos talleres y refuerza la responsabilidad jurídica y técnica de los operadores del sistema. Desde ahora, cualquier intervención que implique retirar una válvula deberá contemplar su reemplazo inmediato por una pieza nueva y certificada, ajustada a las normativas vigentes.

La definición también ofrece mayor previsibilidad a Estaciones de Servicio, centros de revisión periódica y organismos de certificación. La claridad normativa reduce ambigüedades, fija criterios unificados y contribuye a fortalecer la seguridad de uno de los segmentos energéticos más extendidos del país. Con un millón y medio de vehículos convertidos, el GNC depende de procedimientos rigurosos para mantener su nivel histórico de confiabilidad.

Fuente: Surtidores