
Las reservas de Vaca Muerta es la clave para el futuro de la matriz energética de la región y el mundo. El gas natural licuado (GNL) es la llave para destrabar el potencial sin explorar de la roca madre y abrir un sinfín de posibilidades para la industria hidrocarburífera. El futuro está marcado por los buques Hilli Episeyo y MKII.
En este marco, el vicepresidente de Gas Energía y Desarrollo de Negocios de Pan American Energy (PAE), Rodolfo Freyre, explicó que el Hilli Episeyo será abastecido de manera estacional al inicio, pero el objetivo es que a partir de 2028 cuente con un gasoducto dedicado desde la formación neuquina.
Según Freyre, esta etapa de transición permitirá ganar tiempo mientras se completan las obras de infraestructura necesarias para garantizar un suministro estable durante todo el año. “La concepción inicial del Hilli fue usar transporte estacional disponible en el sistema. Eso tenía que durar un momento relativamente corto, para después pasar a una fase de operación continua”, aseguró durante el evento Energía & Minería, organizado por Ámbito.
Un mercado que exige
El directivo resaltó que la clave para que Argentina se posicione como jugador global de GNL está en mejorar la competitividad. Los precios internacionales del petróleo y del gas presentan una volatilidad que obliga a las compañías a trabajar con eficiencia para sostener proyectos de gran escala.
“Comparando 2024 con 2025, los precios internacionales muestran una caída de 80 a 65 dólares por barril. Ese escenario nos exige ser más productivos y eficientes”, señaló Freyre. También recordó que en Estados Unidos, el potencial competidor de Argentina, la actividad de perforación bajó un 10% en el último año, lo que refleja una tendencia mundial de optimización de recursos.
La magnitud de Vaca Muerta aparece como el gran diferencial de Argentina. Solo en 2024 la producción de gas natural alcanzó los 160 millones de metros cúbicos diarios, de los cuales 125 millones provinieron mayormente de la roca madre. “Vaca Muerta no llegó a su techo, ni cerca. Todavía hay un enorme margen para crecer”, afirmó.
Para sostener esa expansión, Freyre destacó la necesidad de un trabajo articulado entre la industria, los gobiernos y los sindicatos. “Lo que nos permitirá colocar productos en el mundo de manera competitiva es la colaboración y el desarrollo de infraestructura de largo plazo, como gasoductos y plantas de licuefacción”, destacó.
El rol del RIGI y la confianza de los clientes
Otro de los puntos centrales para viabilizar el proyecto del Hilli Episeyo y su continuidad es el Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI). Según Freyre, sin este marco regulatorio sería imposible avanzar con iniciativas como los barcos flotantes de Southern Energy.
“El RIGI es un elemento fundamental porque elimina trabas impositivas y ofrece seguridad jurídica a los clientes internacionales. Por ejemplo, es imposible competir con Estados Unidos si tenemos un 8% de derechos de exportación. El RIGI corrige esa desventaja”, subrayó.
La confianza de los clientes internacionales también depende de la solidez del marco regulatorio y del cumplimiento de permisos ambientales. PAE ya obtuvo todas las aprobaciones necesarias para el Hilli Episeyo y avanza en el proceso del segundo barco, el MK2, tras una audiencia pública realizada recientemente.
“Cuando le contás al cliente que tenés permisos de exportación por 30 años, que contás con estudios ambientales aprobados y con el respaldo del RIGI, te miran distinto. Los contratos de GNL se firman a largo plazo y requieren certezas”, explicó Freyre.
Gasoducto dedicado para 2028
El plan de Southern Energy contempla que, a partir de 2028, el Hilli Episeyo y el MK2 cuenten con un gasoducto exclusivo desde Tratayén hasta San Antonio Este, en Río Negro. Ese ducto garantizará el suministro estable y permitirá operar los buques de forma continua, sin depender del sistema actual.
“Lo que está claro es que necesitamos el gasoducto sí o sí. El Hilli arrancará en modo estacional durante el verano, pero la idea es que pase al esquema de operación continua en el primer invierno, con gas proveniente directamente de Vaca Muerta”, afirmó Freyre.
El volumen comprometido en los contratos de Southern Energy alcanza los 6 millones de toneladas de GNL anuales por 30 años, lo que equivale a 9 TCF de gas. En comparación, Argentina cuenta con recursos estimados en 300 TCF. “Estamos en una fase inicial. El desafío es no dejar esos recursos bajo tierra y convertirlos en valor para todos los argentinos”, enfatizó.
A medida que la Argentina se inserta en el mercado global del GNL, la mirada internacional comienza a cambiar. “El interés por un nuevo polo de exportación es muy alto. Argentina aparece como un proveedor confiable y con ventajas geopolíticas frente a otras regiones del mundo”, consideró Freyre.
Fuente: Más Energía