
El Consejo Asesor de Asuntos Patrimoniales (CAAP) no descatalogó el histórico puente ferroviario Soler - Ciudad de la Paz, que une Palermo, Colegiales y Belgrano; lo que implica que no se podrá reemplazar por uno nuevo.
Así lo definió este martes dicho Consejo, que es el órgano de consulta en temas de protección y patrimonio del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Está presidido por el propio gobierno -a través de la Dirección General de Interpretación Urbanística- e integrada por entidades de arquitectos y urbanistas, por la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UBA, la Comisión de Planeamiento Urbano de la Legislatura, entre otras.
Al sostener la catalogación sobre el puente, obliga al gobierno porteño a restaurarlo y realizar el mantenimiento que demande esta estructura ferroviaria que fue construida entre 1916 y 1919 y que originalmente usaban los tranvías que circulaban por la zona.
Por otra parte, horas antes de esta reunión del Consejo, dos organizaciones civiles habían presentado una acción de amparo colectivo ambiental contra la demolición.
El Observatorio del Derecho a la Ciudad y Basta de Demoler tienen larga experiencia en este tipo de situaciones que se dan en territorio porteño; especialmente en temas vinculados a la construcción en altura. Cuando el Consejo descataloga propiedades -en general viviendas bajas- con algún tipo de valor patrimonial, las deja a merced de una demolición.
En este caso las ONG solicitaron a la Justicia que, por un lado, se le ordene al CAAP abstenerse de tratar la descatalogación del puente; y por otro lado, que solicite al Ejecutivo el envío a la Legislatura de un proyecto de ley para la catalogación definitiva del puente. Desde 2017 cuenta con una protección patrimonial preventiva.
En agosto el gobierno porteño había anunciado la construcción de un nuevo puente. "Los estudios técnicos indicaron que su vida útil está completamente agotada", informaron. Los trabajos debían ser llevados a cabo por AUSA, la empresa de la Ciudad encargada de las obras y mantenimiento de las autopistas. Actualmente esta empresa trabaja en la construcción del nuevo Puente Labruna, en el límite entre Nuñez y Belgrano.
Según indicaba el informe de los especialistas consultados por el gobierno porteño, "el puente debe ser desarmado y reemplazado de forma definitiva, para garantizar la seguridad vial y ferroviaria". En enero de 2023 había sido cerrado preventivamente, luego de una evaluación estructural que reveló riesgos de colapso.
En agosto había intervenido incluso la CNRT -Comisión Nacional para la Regulación del Transporte-, que había intimado a la Ciudad "para que avance con el reemplazo de la estructura antigua por considerarla insegura para la operación ferroviaria". El puente cruza por encima de las vías del Mitre.
"Cualquier cambio que implique la no concreción del reemplazo definitivo del puente, se percibe como incompatible con preservar la seguridad de la operación ferroviaria", concluyeron desde la CNRT.
Ahora que el Consejo evaluó que no debe ser descatalogado, queda por saber cómo continúa esta historia. Porque si bien quedó claro que no puede ser reemplazado por una nuevo, es necesario conocer cuáles son los planes de la Ciudad para el futuro de este puente. Por el momento, ni el gobierno porteño ni AUSA informaron cuáles serán los pasos a seguir.
La historia del puente y la polémica
El puente estuvo cerrado entre enero de 2023 y marzo de 2025. En el medio, hubo elecciones y cambios de autoridades tanto en Ciudad como en Nación. Y las obras cayeron en una de las tantas grietas políticas: el puente es responsabilidad del gobierno porteño, pero al atravesar vías, implica la intervención también del gobierno nacional.
Durante casi un año, ambas jurisdicciones se pasaron la pelota sobre la responsabilidad de esta obra. En el medio, quedaron afectadas las familias vecinas, porque el entorno se había degradado y la movilidad se vio totalmente afectada. El puente es vital para comunicar los barrios de Palermo, Colegiales y Belgrano.
Los vecinos están en alerta por este puente desde hace años. Primero cuando fue el cierre; luego cuando no se hacían las obras para la reapertura; y finalmente cuando la Ciudad anunció el reemplazo.
Bajo consignas como "el puente se queda" y "no a la descatalogación" se hicieron escuchar. También convocaron a una juntada de firmas en la plataforma Change y durante los fines de semana se realizaron visitas guiadas para conocer el puente y su historia.
Fuente: Clarín